12 de septiembre de 2010

ACERCA DEL ARTÍCULO “LA CRÍTICA ANARCO-COMUNISTA A LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA”



(Este artículo se redactó luego de la lectura de: http://www.aporrea.org/actualidad/a106476.html)

Una vez leído el excelente artículo que se señala en el título de este escrito he de decir que sus conclusiones son tan preocupantes como acertadas. Evidentemente la burocracia, o mejor dicho el burocratismo, fue una de las principales causas del fracaso del modelo soviético y por algunas noticias de la hermana República Bolivariana de Venezuela parece que también allá empieza a tomar características cancerígenas para su admirable proceso. Frente a eso solo puedo aplaudir el esfuerzo autocrítico que se refleja en el artículo, desearles suerte a los venezolanos verdaderamente interesados en sacar avante su Revolución y mientras tanto aportarles con esta humilde crítica o recorderis al respecto, porque un fracaso del tamaño del acaecido con la experiencia soviética no es algo que se desee repetir.

Pero si bien las conclusiones del artículo son inmejorables, en el cuerpo del mismo se halla un error, u omisión tal vez, de considerable envergadura, el mismo se halla en el aparte donde se habla de los métodos a utilizar cuando se toma el poder, a continuación trascribo los dos que el autor relaciona:

“a) se opera dicha toma del poder a través de una toma de las instituciones existentes (las mismas desde las cuales se ejercía el poder opresor); o
b) se opera a través de una sustitución y abolición radical de esas instituciones.”

Como se puede ver, el artículo sólo trae a colación los dos extremos de un mucho mayor abanico de posibilidades, el del literal a) que responde al reformismo y a la actual connotación de socialdemocracia, y el b) que obedece a las posiciones anarquistas revolucionarias. Pasa de un “acomodémonos lo mejor que podamos en esta pocilga” a un “demolamos definitivamente esta pocilga”, pero no hace mención a la posición que nos enseñó el eterno Lenin y que correspondería a un “reconstruyamos esto para que deje de ser una pocilga”.

La posición de Lenin a la que me refiero se halla expuesta magistralmente en su libro “Estado y Revolución” y dadas mis evidentes limitaciones remito al mismo a los lectores aunque acá deba chapucear tratando de exponer su tesis central, que sería la siguiente: el Estado burgués es intrínsecamente una barrera insuperable para los procesos revolucionarios, por ende el mismo debe ser desmontado totalmente y reemplazado por un Estado proletario que impulse y consolide la Revolución.

En la Rusia de Lenin el germen del nuevo Estado fueron los Soviets, pero el maestro de todos los que de alguna u otra forma militamos en lo que Mark Tushnet ha llamado el “partido de la humanidad” también afirma que ello no es un mandamiento tallado en piedra, ni nada parecido; sino que cada proceso debe crear su nuevo Estado popular según sus condiciones y circunstancias. Lo que sí es innegociable es el hecho mismo de reemplazar al Estado burgués, pues, se repite, bajo los parámetros del mismo la burguesía siempre tendrá el poder y los trabajadores siempre estaremos en evidente desventaja.

Acá no pretendo dictar las formas en que el proceso venezolano deba avanzar, a pesar de mis desacuerdos con muchos de sus aspectos es claro que hoy por hoy el mismo es una esperanza, no solo para América Latina sino para el mundo entero.

Para finalizar quiero señalar que sería tremendamente injusto desacreditar a Marx por el fracaso de la experiencia socialista en Europa Oriental, la verdad es que la temprana y desafortunada partida de Lenin permitió que el estalinismo llegara y frustrara cualquier esperanza de éxito. Tampoco deseo, ni mucho menos, desacreditar al Anarquismo, corriente de pensamiento con la que comparto la necesidad de la construcción de un verdadero poder popular desde las bases de la sociedad y sobre todo su capacidad de soñar y crear un mundo mejor.

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